En este post discutimos cuales eran las causas de la inflación e hicimos algunas distinciones conceptuales importantes para entender el fenómeno.
En resumen; lo que empezó siendo un problema de precios relativos por el aumento de los precios internacionales de los alimentos, combinado con un tipo de cambio fijo y un boom monetario por la emisión que hizo el BCRA para comprar los sojadolares, terminó en un clásico cuadro de inflación monetaria, por emisión para financiar el déficit fiscal, que crece sin parar desde el 2010.
Resuelto el problema de precios relativos con la devaluación de diciembre del 2015 y los ajustes tarifarios, quedan dos problemas de fondo; los niveles obscenos de emisión y el fenómeno de inercia que hace que precios y salarios se ajusten automáticamente, en función de la trayectoria monetaria pasada.
Shock o gradualismo:
En abril del año pasado decíamos acá que el nuevo gobierno debía salir del cepo de manera instantánea, sincerar las tarifas para que cada uno pague lo que consume por los servicios públicos y prohibir que el Tesoro se financie con el Banco Central.
Esa estrategia se shock tenía lógica política, además; porque es el Congreso el que debe aprobar el programa de gastos e impuestos, de manera que el Ejecutivo podía pasarles la pelota a los legisladores, para que estos determinaran tanto el nivel de gasto público, como la manera de financiarlo, sin poder usar la emisión.
El nuevo Gobierno finalmente eligió seguir al pie de la letra esa mecánica de shock para salir del cepo y resolver el problema cambiario, la adoptó parcialmente en materia tarifaria, pero no hubo decisión política de cortar de cuajo el uso del financiamiento con la maquinita de fabricar billetes. Concretamente, en 2015, el BCRA emitió 158.00 millones de pesos para auxiliar al Tesoro y la nueva gestión del Banco prevé mantener constante ese monto en 2016, lo cual, si bien implica que se reducirá en términos reales un 30% por efecto de la inflación, también quiere decir que incrementará un 25% la base monetaria, poniéndole un piso a la inflación en ese valor.
Si bien la autoridad monetaria podría absorber parte de esos pesos, esterilizando la emisión, lo cierto es que tarde o temprano tendría que rescatar esos bonos, implicando mayor inflación a futuro, salvo que encuentre la manera de aumentar la madurez y bajar el costo de sus intervenciones rescatando los bonos de corto plazo que entrega, por instrumentos nominados en dólares, a largo plazo y con una tasa de interés menor a la tasa de crecimiento del PBI en dólares
Para una demostración matemática de este resultado, se sugiere al lector especializado la lectura de este famoso paper de Thomas Sargent.
Para los neófitos, la idea es simple; si el Banco Central saca pesos de la calle, vendiéndole títulos públicos a los bancos y a los particulares, eventualmente tendrá que devolver esos pesos a la circulación cuando pague los bonos, con el agravante de que si sacó 100 millones colocando letras, cuando pague esos compromisos, devolverá los 100 más los intereses. Para tener una idea de eso en el contexto argentino actual, el costo promedio de esa política está en el 32% anual; esto quiere decir que, si absorbe 100 millones, en un año devolverá 132 al mercado.
El plan del BCRA
En los planes del Banco, la idea es ir recortando gradualmente el financiamiento al tesoro, lo cual obviamente requiere que el nuevo Gobierno tenga éxito en reducir paulatinamente el déficit fiscal, o consiga financiarlo con colocaciones de deuda. De allí la importancia de normalizar el acceso de Argentina a los mercados internacionales de crédito.
Pero tampoco alcanza con dejar de acelerar el auto para que frene. Es preciso contener la inercia para que los esfuerzos del Banco Central no terminen generando una recesión, máxime cuando el cambio de precios relativos que acaba de ocurrir aceleró el auto y, aunque el impacto fuerte de la devaluación ya haya pasado y la inflación este bajando desde los niveles de diciembre pasado (ver artículo aquí que lo demuestra ) lo concreto es que ese shock no fue neutral y subió probablemente el piso de la inflación inercial, porque condicionó las paritarias 2016 al alza.
Me explico; si el Banco Central realmente reduce la expansión monetaria al 25% este año y los precios y salarios ajustaran por encima de ese valor, lo que ocurrirá es que empezará a escasear el dinero y subirá consecuentemente su costo; la tasa de interés, haciendo mucho más lenta y dificultosa la recuperación del nivel de actividad, que en el nuevo plan es la clave para reducir el déficit fiscal y hacer posible la meta del Banco de emitir menos dinero.
Por ello aquí resultan clave las expectativas de los formadores de precios; sean estos trabajadores o empresarios y en general cualquier propietario que alquila sus factores.
De allí que en esta nota propusiera un mecanismo de “clausulas gatillo” para alinear las expectativas de empresarios, trabajadores y autoridad monetaria.
Pensemos que las paritarias están negociando la capacidad adquisitiva de los salarios en los próximos doce meses (algunas desdobladas, en los próximos seis). Es obvio que sí creo que la canasta de bienes que consumen mis trabajadores va a subir 35% yo como gremialista negociaría en torno de ese valor. Pero si los empresarios luego remarcan con el mismo criterio, no solo no hay forma de bajar la inflación, sino que conducimos al sistema a una recesión.
Si hubiera una pastilla mágica y el BCRA pudiera hacérsela tomar a los trabajadores y a los empresarios, para que todos crean que estamos en Alemania, seguramente ni los primeros pedirían aumento, ni los segundos remarcarían y la inflación se frenaría instantáneamente. Pero incluso en ese escenario, si el BCRA continúa emitiendo y haciendo crecer la cantidad de dinero, volvería a haber inflación rápidamente.
Por eso la clave para bajar la inflación, sin caer en una recesión es reducir la financiación del gasto con emisión, a un ritmo consistente con las expectativas que las autoridades sean capaces de construir.
En la medida que no se vaya por ese camino y que las paritarias, contratos y demás precios corran más rápido que la cantidad de dinero, la economía va a tender a enfriarse, por lo que tal vez el BCRA deba abandonar su estrategia de metas siguiendo a la evolución de un agregado como la cantidad de dinero circulante más los depósitos a la vista y los depósitos en caja de ahorro, por una meta de tasas de interés, para monitorear más de cerca el difícil equilibrio entre el crecimiento (que determinará el déficit), la emisión (que dependerá de ese déficit) y la inflación, que dependerá de esa emisión y de las expectativas de los formadores de precios
Martin Tetaz es Economista, egresado de la Universidad Nacional de La Plata, especializado en Economía del Comportamiento, la rama de la disciplina que utiliza los descubrimientos de la Psicología Cognitiva para estudiar nuestras conductas como consumidores e inversores. Actualmente es Diputado Nacional.
El gobierno de MM no tiene un PLAN económico para afrontar la situación de estanflación que vive Argentina. Se precipitó con la salida del cepo cambiario (para cumplir promesas electorales) sin darse cuenta que con la emisión Vanoli, de efecto retardatario, y la inflación reprimida de precios kicillof, se estaba echando leña al fuego inflacionario, al no contar con una política clara para reducir drásticamente la caída del déficit y de la emisión monetaria para financiarlo. Por otra parte, sólo se preocupó en la reducción de impuesto de sectores que fueron fuertemente favorecidos por el nuevo tipo de cambio, sin tener la contrapartida de las promesas pre- electorales, que por otra parte, muchas eran humo. El problema argentino actual es serio, más serio que en el 2002, por las condicionantes económicas actuales que dejan poco margen para actuar. Si no se tiene en cuenta de que el problema argentino fue y es el déficit fiscal y que debe ser reducido y no financiado con emisión o endeudamiento externo, es probable que la receta sea drástico ajuste o hiperinflación, en condiciones políticas inestables. Si algo tiene que entender MM, es que no van a venir capitales sólo con promesas de hacer bien las cosas, y más aún cuando hay varias cosas que se están haciendo mal (por ej. reducir impuestos para bajar el precio de los autos de alta gama y subir los económicos; reducir impuestos a los sectores de mayores ingresos y no el IVA a alimentos o el impuesto a la riqueza que castiga hasta a los pobres, etc.)
Me gusto, gracias por compartir. Lo unico, en el tercer parrafo, yo hubiese incluido el deficit fiscal como problema de fondo.
Sds
Hola Martín!!
Tengo una pregunta: La inflación realmente tiene que ver con la emisión de moneda?
Acá en Europa el BCE está emitiendo desde el 2010 para financiar a Grecia, Italia, Portugal y el resto de países de la emiferia sur.
Hoy todavía siguen reclamando que no se cumple con la tasa de inflación anual meta (2 % anual).
Bajaron los intereses al 0%, compraron cualquier cantidad de títulos basura -> ya prácticamente no hay más en el mercado!!
Hay economistas dentro del mismo BCE que plantean un proyecto que llaman «helicopter money» (pretenden depositarle a cada europeo una suma de entre 4000 y 5000 euros en la cuenta sin devolución e intereses -> o sea están queriendo regalarle plata a la gente para generar un 2% de inflación anual!!!!)
Saludos desde Barcelona.
Gian
Estimado Martin:
Somos un grupo de estudiantes de la UB y tenemos que hacer un trabajo practico sobre su charla dada en el «VI congreso inernacional de la facultad de ciencias economicas» dada el miercoles 20/4.
agradeceriamos si pudiera darnos informacion sobre su charla.
saludos.
Alumnos UB.