El domingo pasado publiqué en el Diario El Día este artículo explicando como funcionaban los Bitcoins y alertando sobre la enorme volatilidad de estas monedas virtuales, que dificultaban por tanto el cumplimiento de la función de reserva de valor que toda moneda debe tener, puesto que de otro modo no permite separar temporalmente el momento de efectuar una venta del de hacer una compra, volviendo así a las economías pre dinerarias de trueque, que dificultan la especialización, traban la división del trabajo y no permiten crecer a la productividad.

Mientras escribía aquella columna, el Bitcoin cotizaba a U$s 932, después de haber tocado los 1209 dólares unos días atrás. Luego de que esta semana el Banco Central Chino prohibiera las operaciones en esta moneda virtual (ver artículo acá) llegó a caer hasta los 450 dólares hoy, cotizando en estos momentos a 545 (link acá a la cotización).

Justamente por esta volatilidad extrema es que advertía en mi nota que «De cualquier modo que sea, justamente el carácter descentralizado y no regulado de esta moneda es lo que puede terminar condenándola a ser un mero refugio de especuladores, lo cual nos enseña la importancia de tener un banco central que asegure la estabilidad del signo monetario, evite las burbujas y sostenga el valor de la moneda»

El Licenciado Ivan Carrino, eximio referente de la Escuela Austríaca local, publicó acá una crítica al artículo en la que cuestiona el éxito de los bancos centrales y sugiere que justamente el Bitcoin emergería como una respuesta autónoma a los magros resultados de estas instituciones.

Mis comentarios

Es verdad que el Banco Central estadounidense (la FED) ha tenido problemas con la burbuja hipotecaria del 2008/2009 y que en el largo plazo no ha cumplido con su mandato de sostener el valor de la moneda, pero en primer lugar nos falta el contrafactual; esto es: ¿que hubiera pasado si la FED no hubiera existido en 2008/2009 o hubiera tomado un rol mucho más pasivo como el que tomó la autoridad monetaria en la década del 30 y que condujo por su inacción a la crisis más grandes de la historia?

Justamente la importancia de una autoridad central reside en su capacidad de administrar la volatilidad del dinero para que pueda cumplir con sus funciones.

En segundo lugar, pedirle a un Banco Central que sostenga el valor de la moneda en períodos largos de tiempo, simplemente no tiene sentido porque las personas no ahorran en dinero, sino en activos financieros. Y no parece que a los ahorristas norteamericanos les haya ido mal en los últimos 100 años.

Si decido separar el momento en que vendo mis bienes o servicios, del momento de la compra de otros bienes, necesito estabilidad monetaria en el corto plazo, y activos financieros con retorno real positivo, en el largo. Una economía estable, que tuviera una inflación del 2% anual, acumularía en 100 años una pérdida del 86,2% en el valor de la moneda, pero en tanto y en cuanto existan bonos, acciones, plazos fijos y demás instrumentos que permitan obtener al menos ese 2% anual, la protección del valor de los ahorros de cualquier sujeto estarían garantizados en el largo plazo.

Por otro lado, el mal ejemplo del BCRA no debe servir como argumento para prescindir de una autoridad reguladora en materia monetaria y financiera. Es cierto que en los últimos 6/7 años el manejo del Central ha dejado mucho que desear y que no ha cumplido con su misión de mantener el valor de la moneda, pero no tiremos el bebe junto con el agua sucia de la bañera.

Coincido no obstante con Ivan en un punto importante; a medida que se masifique el uso del Bitcoin con fines transaccionales, habrá una demanda sostenida y estable que relativizará los ataques especulativos y le dará un poco más de estabilidad a la moneda virtual, pero el problema es justamente que su alta varianza actual atenta contra esa posibilidad porque es difícil que por ejemplo el dueño de una notebook, un celular o un servicio hotelero se anime a cambiarlo por X cantidad de Bitcoins, si no tiene la menor idea de lo que va a poder comprar con esas monedas el día que decida gastarlas.

Por último, es verdad que la alta volatilidad de la moneda implica riesgos de grandes pérdidas, pero también es una apuesta a la obtención de una significativa ganancia de corto plazo que ninguna otra moneda puede ofrecer.

Ahora bien, en tanto y en cuanto la teoría de los mercados eficientes, por la que obtuvo este año el Premio Nobel Eugene Fama funcione, el precio futuro no puede conocerse de antemano y cualquier demanda de Bitcoins implica entonces una fuerte apuesta, no muy distinta de la que puede hacerse en cualquier casino o hipódromo…y como ha sugerido Sala i Martin, allí al menos muchas veces además se consiguen tragos gratis y se pasa un buen momento.

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